Los algoritmos genéticos (AG),
fueron inventados en 1975 por John Holland, de la Universidad de
Michigan. Los AG son, simplificando, algoritmos de optimización, es decir,
tratan de encontrar la mejor solución a un problema dado entre un conjunto de
soluciones posibles. Los mecanismos de los que se valen los AG para llevar a
cabo esa búsqueda pueden verse como una metáfora de los procesos de evolución
biológica.
John Holland desde pequeño, se
preguntaba cómo logra la naturaleza, crear seres cada vez más perfectos. No
sabía la respuesta, pero tenía una cierta idea de como hallarla: tratando de
hacer pequeños modelos de la naturaleza, que tuvieran alguna de sus
características, y ver cómo funcionaban, para luego extrapolar sus conclusiones
a la totalidad.
Fue a principios de los 60, en la Universidad de
Michigan en Ann Arbor, donde, dentro del grupo Logic of Computers, sus ideas
comenzaron a desarrollarse y a dar frutos. Y fue, además, leyendo un libro
escrito por un biólogo evolucionista, R. A. Fisher, titulado La teoría genética
de la selección natural, como comenzó a descubrir los medios de llevar a cabo
sus propósitos de comprensión de la naturaleza. De ese libro aprendió que la
evolución era una forma de adaptación más potente que el simple aprendizaje, y
tomó la decisión de aplicar estas ideas para desarrollar programas bien
adaptados para un fin determinado.
En esa universidad, Holland
impartía un curso titulado Teoría de sistemas adaptativos. Dentro de este
curso, y con una participación activa por parte de sus estudiantes, fue donde
se crearon las ideas que más tarde se convertirían en los AG. Por tanto, cuando
Holland se enfrentó a los AG, los objetivos de su investigación fueron dos: imitar
los procesos adaptativos de los sistemas naturales, y diseñar sistemas
artificiales (normalmente programas) que retengan los mecanismos importantes de
los sistemas naturales.
Unos 15 años más adelante, David
Goldberg, actual delfín de los AG, conoció a Holland, y se convirtió en su
estudiante. Goldberg era un ingeniero industrial trabajando en diseño de
pipelines, y fue uno de los primeros que trató de aplicar los AG a problemas
industriales. Aunque Holland trató de disuadirle, porque pensaba que el
problema era excesivamente complicado como para aplicarle AG, Goldberg
consiguió lo que quería, escribiendo un AG en un ordenador personal Apple II.
Estas y otras aplicaciones creadas por estudiantes de Holland convirtieron a los
AG en un campo con bases suficientemente aceptables como para celebrar la primera
conferencia en 1985, ICGA´85.
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